Presentación del programa

1. Al servicio de la comunidad cristiana
En la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, sobre el amor en la familia, el papa Francisco estimulaba a toda la comunidad cristiana a la doble tarea de:
- Guiar a los prometidos en el camino de la preparación del matrimonio (nn. 205-211).
- Acompañarles en los primeros años de vida matrimonial (nn. 217-222)
La preparación próxima para el matrimonio y el acompañamiento se pueden hacer de muchas maneras: “No se trata de darles todo el Catecismo ni de saturarlos con demasiados temas. (…) Interesa más la calidad que la cantidad” (n. 207).
Este curso se ofrece, entre otras razones, para presentar a las parroquias, colegios y movimientos la posibilidad de contar con una aula virtual con los recursos que vamos a trabajar. Cada institución puede utilizar con libertad dichos recursos: seleccionando los que parezcan más adecuados, o complementándolos con otros, para dar formación básica sobre el noviazgo y el matrimonio cristianos.

Contexto de catequesis familiar
¿Por qué se desarrolla dentro del contexto de una “catequesis familiar”? Se entiende bien desde la perspectiva que ofrece el papa Francisco:
“Probablemente quienes llegan mejor preparados al casamiento son quienes han aprendido de sus propios padres lo que es un matrimonio cristiano, donde ambos se han elegido sin condiciones, y siguen renovando esa decisión. En ese sentido, todas las acciones pastorales tendientes a ayudar a los matrimonios a crecer en el amor y a vivir el Evangelio en la familia, son una ayuda inestimable para que sus hijos se preparen para su futura vida matrimonial” (Amoris Laetitia, n. 208)
Para muchos catequistas
Ante la compleja realidad social y los desafíos que la familia está llamada a afrontar, parece evidente la necesidad de preparar a muchos catequistas y matrimonios con experiencia para que sepan aconsejar, acompañar y ofrecer referencias fiables sobre la familia cristiana a todos, incluso antes de llegar al noviazgo.
Sea como fuere, este curso se puede enmarcar en el contexto de un esfuerzo por prestar mayor atención a las necesidades actuales de la familia cristiana. Iniciativas no deberían faltar:
“Las parroquias, los movimientos, las escuelas y otras instituciones de la Iglesia pueden desplegar diversas mediaciones para cuidar y reavivar a las familias. Por ejemplo, a través de recursos como: reuniones de matrimonios vecinos o amigos, retiros breves para matrimonios, charlas de especialistas sobre problemáticas muy concretas de la vida familiar, centros de asesoramiento matrimonial, agentes misioneros orientados a conversar con los matrimonios sobre sus dificultades y anhelos, consultorías sobre diferentes situaciones familiares (adicciones, infidelidad, violencia familiar), espacios de espiritualidad, talleres de formación para padres con hijos problemáticos, asambleas familiares, …” (Ibídem, n. 229)
Conclusión: el curso no está dirigido solo a personas que se ocupan de cursos de preparación para el matrimonio, sino a cuantos atienden las necesidades formativas de las familias.
2. Contenidos digitales y sesiones presenciales
- El formato en aula virtual facilita que los temas puedan ser trabajados por la pareja (individualmente y juntos), dedicando el tiempo y momento que sus actividades lo permitan. Pero no se puede olvidar que una actividad catequética, para que realmente lo sea, necesita un acompañamiento “físico”, personal. La catequesis no puede simplemente digitalizarse, sino que debe ofrecer espacios de experiencias de fe (cf. Directorio para la Catequesis, n. 371).
- Por este motivo, junto a los temas desarrollados con contenidos multimedia, para cada uno de ellos se propone una sesión presencial que sirva para asimilar y reforzar las ideas importantes. Su objetivo es conseguir que los participantes -novios o matrimonios jóvenes, según sea el caso- intervengan de forma activa; conozcan y establezcan relaciones de amistad con otras parejas; ayuden y se dejen ayudar en el camino que emprenden, reconociéndose como parte de una familia mayor, la Iglesia, que desea acompañarles y apoyarles en un asunto de tanto interés (para ellos y para la comunidad).
- El lugar de los encuentros es de gran relevancia. El Directorio para la Catequesis indica:
“(…) es necesario que estos lugares sean acogedores, bien cuidados, para que se perciba un clima de familiaridad que fomente una participación alegre en las actividades comunitarias. Los ambientes comunes, que recuerdan las estructuras escolares no son los mejores lugares para llevar a cabo actividades catequísticas. (…) la casa, el apartamento, los ambientes educativos, culturales y recreativos, (…) son propicios para la catequesis ocasional, ya que se crean relaciones más familiares y por ende la catequesis, con estos lazos bien visibles en la vida cotidiana se hace más eficaz” (nn. 222 y 223).

3. Ideas importantes que conviene destacar
1.
Buena parte del aprendizaje que los catequistas pueden llevar a cabo en este curso depende de la atención que presten al feedback de los ejercicios con corrección automática. Contienen textos del Magisterio que son apropiados para el tema. Hay que realizar un pequeño esfuerzo para leerlos completos antes de pasar a la siguiente pantalla.
2.
Del mismo modo que se propone fomentar el diálogo en la pareja y con otras parejas, conviene que los catequistas se formen también con aportaciones e intervenciones abiertas al diálogo con otros. Ese es el papel que juegan los foros.
3.
El curso debería aspirar a suscitar una cierta “crisis” en los participantes: crisis positiva para replantear su identidad y compromiso cristiano, que arrojará luz en el modo de vivir el noviazgo y el matrimonio. La delicadeza no está reñida con la claridad al exponer, por ejemplo, la doctrina de la Iglesia sobre la castidad. La oportunidad del momento y modo de tratar este asunto debe ser valorada con prudencia, pero sin omisiones.
4.
El noviazgo es un tiempo de espera y de prueba. “Nada es más volátil, precario e imprevisible que el deseo, y nunca hay que alentar una decisión de contraer matrimonio si no se han ahondado otras motivaciones que otorguen a ese compromiso posibilidades reales de estabilidad” (Amoris Laetitia, n. 209).
5.
El matrimonio no es un punto de llegada, sino de partida:“Muchas veces, el tiempo de noviazgo no es suficiente, la decisión de casarse se precipita por diversas razones y, como si no bastara, la maduración de los jóvenes se ha retrasado. Entonces, los recién casados tienen que completar ese proceso que debería haberse realizado durante el noviazgo” (Ibídem, n. 217).
6.
Cuantos más catequistas reciban formación sobre estos temas, mejor. Antes o después podrán apoyar a la familia -lugar de preparación remota para el matrimonio- con su testimonio y consejos. La atención de las familias cristianas es una labor importante y urgente, en la que todos tenemos que implicarnos.
7.
Todas las instituciones que lo deseen pueden disponer de un aula virtual. Tiene un coste flexible, de acuerdo con las posibilidades reales del entorno social. Para España y Estados Unidos se pide una colaboración de 10 € persona.