El 19 de marzo daba comienzo el Año de la Familia proclamado por el Papa Francisco en el quinto aniversario de la exhortación Amoris laetitia. La alegría del amor que se vive en la familia adquiere un sentido propio y profundo en el caso de la familia cristiana:
Para que la teoría coincida con la realidad, es preciso que la familia (cristiana) viva a fondo su misión, con compromiso y sin componendas con la sutil o, a veces, grosera acción secularizadora y la cultura individualista extendidas por los países occidentales.
El papa Francisco llamaba la atención en esa exhortación apostólica sobre la situación actual de la familia y los desafíos a los que se enfrenta. Entre las medidas pastorales que sugiere destacan algunas ideas cuya naturaleza es profundamente catequética:
El término “acompañar”, que define lo que se hace en la catequesis, se repite 62 veces, que son muchas más si se a la búsqueda se añaden palabras como “catequesis”, “apoyo” o “formación”. Algunas frases escogidas:
El Directorio para la Catequesis (2020) contiene una afirmación que llama poderosamente la atención sobre la realidad de la catequesis hoy:
“El mayor desafío (…) es que las parejas, padres y madres, sujetos activos de la catequesis, superen la mentalidad tan común de delegar a otros, según la cual la fe está reservada a los llamados especialistas de la educación religiosa. Esta mentalidad a veces es favorecida por la misma comunidad (…). La Iglesia está llamada a colaborar, con una acción pastoral adecuada, para que los propios padres puedan cumplir con su misión educativa, convirtiéndose así en los primeros catequistas de sus hijos”.Directorio para la Catequesis, 2020, n. 124 |
La afirmación es sorprendente. A nadie se le escapa el hecho de que la catequesis, en la mayor parte del mundo católico, está delegada en la parroquia y en los colegios (no en todos).
Ahora se nos viene a decir que eso no está bien, que el papel de la parroquia y del colegio es el de “ayudar a los padres para que sean ellos quienes cumplan su misión”.
Visto desde otro ángulo, se podría decir que la parroquia y el colegio hacen mal cuando aceptan -sin más ni más- que las familias deleguen en ellos la formación en la fe de sus hijos. Se convierten en cómplices de su dejadez.
“Es hora de que los padres y las madres vuelvan de su exilio — porque se han autoexiliado de la educación de los hijos — y vuelvan a asumir plenamente su función educativa“.
Papa Francisco, Audiencia general, 20.V.2015
Este artículo es el primero de una serie de publicaciones en las que propondremos medidas concretas: sugerencias de enfoque, método y recursos que, siguiendo las directrices del Directorio para la Catequesis.
La realización práctica de las orientaciones magisteriales puede ser objeto de multitud de soluciones. Sin embargo, cuesta mucho proponer alternativas cuando los agentes de la catequesis están mediatizados por experiencias y modos de hacer cuyas raíces llevan decenios de desarrollo. Las inercias que los atenazan son enormes y, en la mayor parte de los casos, ni siquiera son conscientes de este hecho.
Por ahora, y para marcar la línea en la que profundizaremos, baste decir que consideramos necesario:
Desde catequesisfamiliar.net llevamos tiempo trabajando en esta dirección. Ojalá que nuestra colaboración con Misioneros Digitales Católicos sirva para ayudar a muchos a llevar a cabo una evangelización efectiva de la familia cristiana.
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